Esta fascinación por la pashmina, seguida de una serie de encuentros maravillosos, la llevó a promover este prestigioso producto, actualmente reservado a unos pocos privilegiados ya que sigue siendo prácticamente imposible encontrarlo en Europa, con el fin de hacerlo accesible a todo el mundo.

Preocupada por la calidad y la ética, viajó a Cachemira, en la India, para seleccionar pequeños talleres familiares con exigentes normas de calidad, que siguen trabajando a mano según la tradición ancestral. A continuación, les encarga la producción de sus colecciones. Y para poder ofrecer precios tan bajos como la pashmina, decidió reducir al máximo el número de intermediarios vendiendo exclusivamente por internet.

Princesse Moghole nació.